Foto de Deborah O'Grady. Leila, te amo.
Adams compuso esta pieza para la inauguración del Walt Disney Concert Hall, sede la la Filarmónica de Los Angeles de quien Adams es compositor residente y diseñado por su amigo el genio de la arquitectura, Frank Ghery. Es un concierto de dos movimientos para violín electrico de seis cuerdas y orquesta. Con estas seis cuerdas, el violín puede producir sonidos graves propios de la tesitura de un cello hasta los más agudos típicos de un violín clásico. El violín, oh por dios, el violín que toca esa mujer es como un violín extraterrestre. Toda ella es extraterrestre y hermosa. Absolutamente hermosa. Estoy enamorada de esa mujer.
En fin, el concierto de Adams pretende dibujar el paisaje accidentado de la costa oeste de los Estados Unidos, paisaje que conmovió profundamente al compositor cuando decidió viajar en un wolkswagen medio destartalado desde Massachussets hasta San Francisco y establecerse allí en 1971. Ese mismo paisaje abrupto y lleno de vientos que inspiró al imitadísimo y super melancólico Jack Kerouac a escribir Big Sur cuando hizo ese mismo viaje en los años sesenta. De ahí el nombre del concierto. Adams usa la palabra Dharma para referirse a su propia experiencia de comenzar una nueva vida como compositor y la búsqueda de su propia voz como artista al otro lado de su país casi como un emigrante. El concierto tiene dos movimientos: A new Day y Moonshine.
Pero Leila, oh, Leila. Ella es todo lo que debe ser un artista. Llegó al escenario con su vestido multicolor y su cola de caballo, con la naturalidad de quien llega a una fiesta a disfrutar. Adams estaba dirigiendo nuevamente solamente con sus manos y entonces comenzó aquella orgía musical. Leila estaba tocando de memoria el concierto y nos puso a todos (o talvez solo a mí) al borde de las lágrimas con las dos primeras notas. La música es una fiesta en sus manos prodigiosas. Pero la relación entre el compositor y ella era alucinante. Se miraban, se esperaban, se sonreían, se sufrían el uno al otro. Adams bailaba con su propia música de ritmos y tiempos endemoniados mientras ella adelantaba una pierna y hacía el amor con su instrumento, entregada hasta el éxtasis. Poseída por completo por esa música maravillosa, interpretaba milimétricamente los deseos del compositor con absoluta humildad, con absoluta entrega, incluso más allá de lo meramente escrito en el papel. El final de la pieza es un abrupto silencio, abrupto como el paisaje, como llegar al final de un viaje y encontrarse con el mar infinito y silencioso.
Los presentes nos levantamos de nuestras sillas y nos volvimos locos de gritar y aplaudir. El compositor se bajó del podio sonriente y sujetó a Leila por el cuello y le susurró algunas palabras al oído. Seguramente le declaró su amor eterno. Yo lo que quería era tirarme al suelo en alabanza eterna a Leila. Uno tiene la certeza de haber tenido el inmenso privilegio de estar frente a dos genios haciendo verdadero arte desnudo. Eso es la verdadera desnudez.
Dos cosas mi extimada bloggera, cuando va a hacer algun comentario de musica que no sea referente al maestro Adams. A mi en lo personal me parece su obra un tanto insipida y muy intelectual con poca carga emotiva.Hay compositores latinoamericanos que se que hacen un musica mas emocional como Manuel Sosa o Osvaldo Golijov.En cuanto al Dharma, para los hindues eso es una energia que genera una reaccion positiva, es lo contrario al Kharma, quizas para acercarse a ese concepto hay que ser mas espiritual y menos matematico.
ResponderEliminarCada cual puede tener un gusto musical determinado, para gustos los colores, lo importante es la emoción que arranca ese arte, u otro cualquiera, en aquellos que son sus afines.
ResponderEliminarHa resultado un placer leer tu entrada, al margen del tipo de música, está cargada de amor y de emoción. Su lectura me ha recordado algo parecido a un orgasmo emocional y eso, eso no tiene definición pero si se percibe entre líneas.
La imagen de la violinista, absolutamente preciosa. Un abrazo musical.
Por cierto, creo no haberte comentado que también me nacieron arquer@.
Gracias, Adriana.
ResponderEliminarPorque me has hecho volar, me has hecho viajar, me has transmitido emoción, me has parado los pelos de punta.
Yo estuve allí también porque compartiendo tu experiencia, tus sensaciones, abriendo tu piel, me has llevado.
A mí y a todo el que lea lo que hay que leer...
Un beso muy fuerte!
Srta González, muy interesante su artículo y la verdad es que posee una capacidad narrativa sorprendente. me encontré por
ResponderEliminarcasualida con su blogg, ya que soy amante de ella y viviendo en Nueva York aca hay musica por todos lados. Lo unico es que comparto con el Sr. Guataca que el Sr. Adams es complicado, al menos yo no entiendo su música y me parece hasta fea. Por supuesto como hay gusto para todos, yo me quedo con un buen jazz, una salsa o hasta el mismo Phillipe Glass o Arvo Parv. Felicitaciones por su narración y siga deleitandonos con sus notas.
emejota! mil gracias por estar conmigo, aprecio enormemente que me leas
ResponderEliminarLena: un placer llevarte, y otro mas grande aún, leerte a ti.
Alejandro: Bienvenido! a mi tambien me costo la música de Adams al principio, pero de insistir y escuchar ahora soy una fan, tambien me encantan Phillipe Glass y Arvo Part. Y la salsa y el jazz. :)
Que emocionante como logras describir la musica, es admirable, si no te conociera quisiera conocerte enseguida.
ResponderEliminarIgual que a Lena, a mi me transportarte al lugar, me olvide de mi alrededor, y para mi eso es lo mas importante, lo mas deseable y admirable que puede hacer un escritor. El hecho de que lo que cuentas no sea ficcion hace que todo sea aun mas apasionante.
Estoy tan feliz de que estes escribiendo aqui!
mc
Mi eme, que cosas mas bonitas dices, viniendo de ti, tu que escribes como nadie, es todavía mas bonito.
ResponderEliminarGracias por abrir una ventana a un mundo que me resulta desconocido.
ResponderEliminarMe encanta tu entusiasmo.
:)
Besos.
Gracias a ti Toro, por leerme, besos
ResponderEliminarSrta González, gracias por aceptarme como su amigo. Soy músico aficionado y estudie viola por un tiempo, de hecho todavia la toco en orquestas no profesionales. Me encanta eso que dice de la cuaternidad que no conocía.Pero insisto, no entiendo muchos compositores contemporáneos y eso que trato.Pendereki o Barber me gustan mas, Adams me aburre, pero como le conté los gustos son relativos. Voy a ver si consigo alguna grabacion de esta obra para opinar con mas sustento.
ResponderEliminarHola Adriana, me encanta tu blog y eeste post en concreto, tu forma de expresar y sentir las cosas. Seguro que te haré más visitas ¿A qué hora haces el café?
ResponderEliminarSaludos
Vaya maravillosa forma de trasladarnos con tus palabras a ese concierto impresionante.
ResponderEliminarMe he sentido estar allí disfrutando, el violín de la artista. Debo confesar que pocos instrumentos me impresionan tanto como el violín o el chelo. Sus sonidos son fascinantes, arrobadores.
Me alegro mucho que hayas tenido la dicha de estar allí. Me alegro que lo hayas compartido tan excelentemente.
saludos.
Srta González, ¿conoce una obra del maestro Gollijov para violoncello que se llama azúl?, es sencillamente hermosa y creo que usted podría escribir algo muy lindo de esa pieza.Esa obra fué hecha la premier con Yoyo Ma como solista. Gracias
ResponderEliminarAlejandro, muchas gracias por todos tus comentarios, no conozco esa obra de Golijov, pero ya la tengo anotada, de tarea
ResponderEliminarFero: me alegro de que te alegres y seguire comentando cada vez que vaya a un concierto en esta maravillosa ciudad.
Marcos: hago el cafe como a las nueve de la mañana (hora de DC) en mi oficina, gracias por seguirme, ya te voy a mirar a ti tambien...