jueves, 30 de septiembre de 2010

todos los días
en la ducha
me prometo a mí misma
no volver a buscarte

serenarme
descansar

el agua tibia
lava las lágrimas

se siente bien

lunes, 27 de septiembre de 2010

nací en una tierra de nadie
poblada de fantasmas
criada de pesadillas
ciega

crecí aprendiendo a no mirar
a no decir
a no recordar

invisible
desterrada

aveces los pasos
me saben a viento

aveces la piel
me sabe a sangre

tengo los ojos abiertos

abiertos

miércoles, 22 de septiembre de 2010

ya no soy la misma
no es que he cambiado
es que soy otra

es el mundo el que ha cambiado
y yo, que me he perdido

me ladran los días alumbrados

desnuda
alguien se ríe en lo oscuro

ya no soy la misma
y es el mundo
que se ha volteado
y me empuja
y no lo siento

de rodillas
soy otra
delicadamente ida
paseándome por las venas del fuego

aterida
combino
la tonalidad de mis desvaríos
con este grito gris de bañera

lunes, 20 de septiembre de 2010

superabundancia y clorificación for dummies

foto cortesía de Britaney Campbell

Todo nos supera. Estamos constantemente sometidos al exceso. Y por eso todo nos aburre.
La superabundancia sobre todo de información hace que ya no seamos capaces de creer en absolutamente nada. Como decía la KSB el otro día, necesitamos clorificarlo todo porque cualquier cosa nos aturde. Y somos incapaces ya de procesar nada.

La realidad se ha vuelto falsa. La violencia es solamente un mal sueño. La carne es un paquete rojo que venden en el automercado sobre saturado de cosas que no necesitamos. Las vacas estan pastando apaciblemente en el campo, no son cadáveres semidescompuestos y empaquetados. El campo está lejos. Esta en el lugar de las vacaciones. Las salchichas son tubos rosaditos que saben rico. No son cerdos triturados que mataron hace meses.  El jugo de naranja no son naranjas. Viene clasificado según su contenido de pulpa en un envase todo lindo que nos hace sentir orgánicos. Ser orgánico no es volver a la realidad de la tierra. Es comprar en otra cadena de supermercados más cara y por ende con más capacidad para redefinirnos y borrarnos la culpa. Si es orgánico es bueno. Somos buenos. Nos clorificamos la culpa.

Las noticias ya no son lo que dicen ser. Son lo que queramos que sean. O lo que nos conviene que sean. Las tragedias no existen, son cuentos, son ficciones. La pobreza está lejos, muy lejos, en países exóticos donde la gente camina sobre la tierra con los pies descalzos. Son cuentos de niños hambrientos para hacernos reflexionar. La guerra está lejos, los soldados están solamente en la televisión y son tan ficticios como los dibujos animados. Porque la violencia se volvió un lugar común y ya no sorprende a nadie.
La vida se ha convertido en una ficcion cibernética. Necesitamos desesperadamente simplificarnos las cosas porque no podemos con tanto y tanto. Adherimos pasado con futuro en una disociación completa con lo que ocurrió.  Negamos hasta lo que somos y nos convertimos en meras imágenes carentes de contenido. El contenido se ha quedado afuera. Adentro solo esta el aire acondicionado. Limpio y puro. Clorificado.

No podemos distinguir la realidad de la ficción. Hacemos mil cosas a la vez y no sabemos hacer nada.
Sólo podemos asimilar la inmediatez. El aqui y el ahora en un tiempo de esponja.
 
Pero el aqui y el ahora no dan espacio a la cuaternidad. No se puede estar en presencia de la divinidad o del absoluto si no podemos ni comprender ni creer en el absoluto. No se puede estar en ningún lugar si los únicos lugares que conocemos son los lugares virtuales que no quedan en ninguna parte. La tierra queda en google earth. Y el espacio está pintado de azul oscuro y salpicado de puntitos blancos. Ya no somos capaces de distinguir entre lo mortal y lo inmortal, porque en el mundo virtual, la muerte no existe. En el mundo virtual revivimos cuantas veces queramos, solamente perdemos el juego unos segundos, hasta volver a ganar.

No distiguimos siquiera qué somos. En qué tiempo vivimos. Postmodernos, sobremodernos, postsocialistas, neocomunistas, postliberales, cibernéticos, tarados virtuales sin pasado y sin futuro. Blanqueados de la sangre y del polvo.

La clorificación nos calma, nos vacía de tanta cosa y tanta tristeza, nos permite vivir y seguir respirando, es un mecanismo inevitable del sufrimiento de estar en ningún lugar sin ser ninguna cosa en particular.

viernes, 17 de septiembre de 2010

quejarse

les presento a Ken
y este es el link a la página del periódico

No me quejo más.

Viste que rápido se me pasó la pataleta existencial?

En realidad lo que sucedió fue que ayer tuve un "reality check" que me ayudó a bajarme de las nubes.
Mientras volvía a mi casa de trabajar, en el metro, un señor de estos fastidiosos empezó a hablar. Sin embargo, al escucharlo me di cuenta de que hablaba muy respetuosamente, asi que presté atención y no me hice la dormida como suelo hacer siempre. El señor vendía un diario bisemanal que ayuda a la gente sin vivienda y sin trabajo a tener ingresos. De los diarios que venden, el 65% de las ganancias es para el vendedor y el resto es para mantener el diario en circulación. Me dispuse a comprarle el diario al señor, pero lamentablemente no tenia dinero. Sólo tarjetas. El señor me vió y me dijo, -me basta con haya usted mirado, aqui tiene el diario. Despues el señor se bajo en la siguiente estación y yo me dispuse a leer.

El tema de los homeless como se les dice aquí, es un tema que me afecta mucho, desde siempre. Yo no sé por qué en cualquier circunstancia de mi vida, cuando camino por cualquier calle, pienso al ver rincones y lugares escondidos, -déjame aprenderme este lugar, por si acaso algun día no tengo dónde dormir-.

Me aterra llegar al límite de tener que vivir en la calle. Me da pánico puro.

En ese diario encontré la historia de este señor que traduzco aquí porque creo que no se lee muy bien.

Cada dos Miércoles, temprano en la mañana cuando un nuevo ejemplar de Street Sense es publicado, de 5 a 10 vendedores se juntan en la oficina de Metro Center para ayudar a cargar los 15.000 ejemplares desde la puerta trasera de la iglesia, alrededor del edificio hasta el closet donde se almacenan, escaleras arriba.
A las 6:50 de la mañana, de la última edición, Kenneth Belkosky me explicó que había llegado tarde, porque la caminata desde el refugio donde vive, le había tomado más tiempo de lo normal por causa de la tormenta torrencial que desmovilizó Washington DC aquella mañana. Cuando le pregunté desde dónde había tenido que caminar, me explicó objetivamente que él camina desde un refugio ubicado en la Columbia Pike en Arlingon hasta la oficina de Street Sense, en el centro de DC, todos los días y que esa caminata le toma dos horas aproximadamente. Esa mañana en particular, él llegó sin paraguas, completamente empapado por la lluvia, pero con la misma sonrisa que yo me he acostumbrado a esperar de Ken. Yo jamás he escuchado a Ken mencionar siquiera su caminata diaria, mucho menos quejarse de ella, pero eso no me sorprende dada su ética de trabajo excepcional.
Una verdadera inspiración para todos nosotros, Ken está trabajando por superar una seria enfermedad mental, y hasta hace apenas pocas semanas, cuando finalmente encontró un refugio donde quedarse, él había estado durmiendo en las calles de Virginia. El regularmente hace esta caminata de dos horas desde Arlington hasta DC para comprar periódicos y venderlos en DC y en el norte de Virginia, donde la mayor parte de los vendedores ni siquiera se molestan en ir.
Felicitaciones a Ken, nuestro primer Vendedor del mes!

Y por eso yo no me quejo más. O al menos lo intentaré.

jueves, 9 de septiembre de 2010

nada

foto cortesía de Britaney Campbell

Lo siento.

Voy a tener que dejar de escribir en este blog. No tengo nada que decir.

Solamente tengo la desnuda certeza de que no sé absolutamente nada, que soy como un vaso vacío.
Las cotufas se explotaron toditas en mi cerebro y no logro escuchar el dictado de las palabras.

Anoche soñe eso. Estaba escribiendo el dictado de alguien y el sonido de las palabras aunque inconexas entre sí, era hermoso. Y aunque no recuerdo ni una palabra de mi sueño, yo pensé que solamente así vale la pena escribir. Si lo que resulta al leerlo en voz alta es a la vez hermoso y musical,  sin importar si tiene sentido o no.

Ya lo decía Rilke, hay que escribir sólo cuando uno siente que no puede vivir sin hacerlo, todo lo demás carece de sentido; y yo estoy escribiendo últimamente por aburrimiento.

Si pudiera quemar este blog, lo haría, pero no puedo, no pueden quemarse las cosas virtuales, básicamente porque no existen. Y porque el fuego es algo real. Y las palabras no.
Y bueno tambien es que soy muy cobarde y guardo la esperanza de que pasado un tiempo (no mucho, espero) vuelva a sentir que tengo algo que decir.

Mientras tanto, no me queda mas remedio que callarme y seguir dibujando.

Cuanto dramatismo no? es que los artistas somo todos así de dramáticos y de ególatras y andamos anunciándole al mundo nuestras crisis, jaja

martes, 7 de septiembre de 2010

preludio

besitos de jirafa
foto cortesía de mcb

Los juegos previos a la obra de arte. Algunos son tan bellos y tan completos en sí mismos que después no hace falta más nada. Talvez tan sólo una fuga, pues con tanta belleza no queda más remedio que huir, bellamente también, por supuesto.

Por lo general son monotemáticos y repiten una y otra vez su forma en mil formas distintas. Repetidos, como los fractales talvez. Todos los patrones en el arte son fascinantes. En la vida también. Posiblemente por eso tenemos costumbres que no queremos soltar. Y creamos con las costumbres nuestros propios preludios particulares para despues salir corriendo en fuga vacacional y regresar vacíos y sin ideas.

Como el silencio después de una gran obra musical, cuando lo que hemos escuchado es tan  bello, que no nos atrevemos ni a aplaudir.

Y el silencio es entonces, la mejor fuga.