desde el suelo
foto cortesía de BAC
La verdadera razón para asistir a la clase era poder ver a mi amiga L. y contarle tantas cosas. Mi amiga L. dice que yo tengo cerebro de castor. Lo dice de cariño, claro está, pero tiene mucha razón. Yo soy como un castor que se da de golpes tun tun tun tun contra los troncos hasta que los mueve a donde quiere y construye lo que quiere. Always pushing forward. Siempre empujando, siempre. Resulto que L. no llegó a la clase por el tráfico impredecible de DC y tuve que hacer la clase yo sola. Lo maravilloso de la practica de este tipo de yoga -maravilloso para mi supongo- es que gracias a toda esa tortura uno deja de pensar. Uno termina totalmente rendido acostado en el suelo, con el único pensamiento en la mente de respirar, respirar, respirar.
Y ahí es donde yo aprendo. Donde me cae la locha. Porque es en ese silencio de mi mente donde puedo, finalmente, escuchar. Parar de empujar. Parar de hablar. Ahi se calla dicurso constante de mi mente, el ansia constante de llamar la atención. Mírenme, véanme, quiéranme, aqui estoy, aqui estoy.
Que difícil es callar. Que difícil es no pensar. Peor aún, pensar que uno no tiene la razón todo el tiempo. Que uno no es siempre inocente. Que con tanto ruido uno se lleva por delante a las personas que más quiere, simplemente porque no escucha. Porque no presta atención a las cosas por andar empujando constantemente. Yo en mi carrera penenne por ser la mujer maravilla me he llevado por delante a una persona muy querida que me ha dado más en unos pocos meses que muchas personas a quienes he conocido toda mi vida. Avergonzada estoy. Una persona que me ha enseñado muchísimas cosas de mi misma. Que me ha apoyado. Que me ha sostenido. Aveces con tan sólo una palabra, pero que vale más que mil para mi.
No hay que llevarse a las personas por delante. No hace falta correr. Caerse al precipicio siempre. Solo hace falta rendirse. Entender que uno no es nada. Pensamos que el mundo gira a nuestro alrededor y nos olvidamos de que el universo, no nos necesita.
Pues a rendirse...
:-) nada mas cierto! Amiguita a veces pienso que tu castor es bipolar ! jajajajja
ResponderEliminarTe quiero mucho!
L
aveces el castor bipolar piensa... no creas :D
ResponderEliminarA mí me resulta muy fácil callar.
ResponderEliminarLo que me cuesta es hablar. Cada vez más.
Tanta carrera, tanta competición, tanto currículum, tanta ambición, tantos objetivos, tantos proyectos.... y todo eso acabará enterrado contigo. Créeme, pon el freno y no hagas de tu vida una locura. No vale la pena.
Es mejor renunciar a más dinero, mejor casa, mejor coche y etc... a cambio de llevar una vida apacible digna y solidaria con los que te necesitan.
Besos.
Dichoso tu Toro, que sabes callar. A mi me cuesta (literalmente) primero porque es difícil y después porque pago las consecuencias cuando me doy cuenta de mis desatres. Me criaron competitiva y no es fácil deshacerse de la educación y re-educarse uno mismo. Besos a ti tambien :)
ResponderEliminarhay que querer ganar y saber perder.
ResponderEliminarParece fácil, pero no lo es tanto.
Mi querida Adriana, no sabía de tus clases de yoga, siempre me sorprendes. Tu relato tambien, además me inquieta.
ResponderEliminarLa frase del universo...da que pensar.
Abrazos
Así es querida. Eres joven seguramente te resulte necesario ser competitiva, en su día también lo fui. Poco a poco lo irás asimilando, solo hay que esperar tranquila y tener la certeza que el momento llegará un buen día, y apenas si te habrás percatado del tránsito. Un fuerte abrazo.
ResponderEliminarNo hay inocentes, sólo niveles de responsabilidad.
ResponderEliminarNunca practiqué yoga, pero si te da la paz, adelante.
Saludos.
Mi Chase, te senti triste en este post. Quiero escribirte, pero no he podido sentarme. Quizas esta noche?
ResponderEliminarTe quiero mucho.
Bueno, si tomamos en cuenta que el universo tiene un diseño autosustentable, puede que sea cierto que las necesidades nos la creamos nosotros y que en realidad no hace falta correr, buscar nada, porque ya todo está... es cierto; el universo no nos necesita, pero nosotros lo necesitamos a él, y es muy difícil escucharlo cuando corremos, no? Un besote.
ResponderEliminarclaudia: toda la razon, dificilísimo y justamente por eso, tan fascinante
ResponderEliminarAngeles: hace poco que ando con lo del yoga, y por supuesto como todo lo nuevo, ando enfiebradísima con eso :) besos
emejota: siempre tan dulce tu, es verdad, hay que parar de vez en cuando y coger aire no? otro abrazo para ti.
ResponderEliminarJavier: niveles de responsabilidad, interesante, creo que tienes razón. Besos
Susan, exactamente. Pero es que a mi, me encanta correr!!, besos
ResponderEliminarcreo que me vendría bien practicar yoga, también deseo de tener dicha ansia constante de llamar la atención y de dejar de pensar un rato, aprender a escuchar... mucho gusto!
ResponderEliminarsaludos! (desde gto)
San muchas gracias por pasarte! y si te lo recomiendo ampliamente!
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