viernes, 6 de agosto de 2010

pocas palabras
enemigas todas

pero las nubes
adentro
presagian un fuego

los símbolos
los colores esperando en el silencio
y el ruido de los cuadros en blanco
susurrando formas

pequeñas

y olvidadas

11 comentarios:

  1. Amiga Adriana:

    Sí, todo está conteniéndose, prestas las cosas, artefactos, personas, animales, astros... a ser sugeridos o manifiestos por el arte.

    Abrazos fraternos en Amistad y Poesía verdaderas,

    Frank.

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  2. Parece que será un fuego muy agradable.
    Ojalá.

    Besos.

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  3. "y el ruido de los cuadros en blanco
    susurrando formas"

    entiendo esa sensación
    es como un fuego amigo

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  4. Precioso poema.
    Las nubes dentro de las palabras presagiando fuego. Me gusta.

    Se lo leeré a mi perro de tu parte y le gustará.
    Son muy exquisitos, el poema y mi perro.

    Saludos.

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  5. Chase, me gusta mucho, es muy visual, como la descripcion de un cuadro. Formas, simbolos, colores...

    mc

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  6. Frank: contenida pero a veces derramada, saludos...

    Toro: si termino hoy, mañana veras el fuego, besos

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  7. KSB: amigo, amigo, amiga.

    Estoy medio perdida, paro ya volvere, te leo, y te leo.

    Francisco: besos a ti, a tu perro y a mi manzano (ya me lo apropié)

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  8. EME, y alo veras mañana o pasado, este lleva mas trabajo... besos

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  9. Esta me gusta mucho, se escucha el pálpito. Un abrazo.

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  10. emejot! no se es que ya no puedo escribir...

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  11. LA MUJER QUE ME HABITA


    Estiro la mano
    y quiero agarrar a esa mujer
    que me deja habitarla
    sin bordes de tiempo ni espacio.
    Ruedo por su piel sin pagar peaje.
    Ella es un pulpo
    que me envuelve con preguntas
    y miradas,
    vive debajo de mi piel
    y en los recodos de mi sombra.
    A la par que me alimenta,
    siembra líquenes en mis textos,
    rediseña mi hábitat
    y corroe mi pasado.
    Pone a la madrugada una sonoridad distinta.
    Sus fragancias en la cama
    tienen el bouquet
    que me obsequia
    una silueta derretida, parda,
    plana y parda,
    con montículos diminutos
    y deliciosos,
    con agujeros donde esconder
    mi desazón diaria,
    mi desencanto de hombre fracturado.



    anuar bolaños.

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