Soy la hija de un dragón enorme y baboso.
Un dragón rosado y suave cuya voz me quema cada vez que la escucho.
Cuando la escucho mis entrañas sangran.
No hay hambre, no hay luz.
Un nudo grueso y suave va cercándome la garganta hasta quitármelo todo.
El dragón me lo quita todo y no hay caballero que me salve.
No hay salvación de una fiera que vive dentro de mi y me ha engendrado.
No hay poesía, no hay coherencia, ni lógica ni puntitos brillantes en el cielo.
Sólo hay baba y rosa y una cueva mullida y sofocante de calor, calor, calor.
Una niña-dragón que nunca tuvo que haber nacido ilumina con su luz negra, las calles de una ciudad cadavérica y estridente.
La mirada de soledades grises y gritos ahogados dentro de la cueva dulce y podrida.
La podredumbre es dulce siempre. Y usa pantuflas.
Ojos de tiburón-dragón-serpiente y mujer.
Mujer-demonio condenada a existir eternamente,
gritando calladamente las manzanas de su contradicción.
Pronto llegará la espada que acabe con el dragón y devuelva la sonrisa a la niña.
ResponderEliminarUn beso.
todo tiene su final verdad?
EliminarAsí, una mujer de fuego, busca mi corazón
ResponderEliminarpara devorarlo será chaly jajaja
EliminarHoy eres la hija de una flor.
ResponderEliminarLa más hermosa del paraíso.
Besos.
ok hoy si :)
EliminarDensa flema.
ResponderEliminarflema flama?
EliminarJusto.
EliminarNinguna espada puede atravesar la piel de quien no quiere ser muerto.
ResponderEliminarNinguna cadena puede retener a quien quiere ser libre.
Saludos,
J.
cuando uno vive en la oscuridad, no puede ver la salida...
EliminarAhhhh qué bonito escrito Niña-dragón.
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