martes, 18 de junio de 2013

iluminada


una libélula posada suavemente sobre una ramita
no se de dónde saqué la imagen... me perdona el autor.

Ayer mientras hacía mi clasecita de hot yoga para ponerme todavía mas hot de lo que estoy, tuve uno de esos momentos de iluminación donde uno siente que ha atravesado la pared de la ignorancia y ha reconocido la luz de otro lado del túnel.

Por supuesto que la luz que se ve es mínima, pero uno que tiene siempre ínfulas de grandeza, la siente gigante y enseguida se vuelve budha en su fase anoréxica y feliz cuando descubría los secretos de la existencia.

En realidad lo que "descubrí" me lo dice todo el tiempo mi profe. Easy does it.

No hay que tratar de hacer algo con toda el alma ni a lo bestia o con toda la fuerza. Lo que hay que hacer es hacerlo fácil. Y eso tan solamente se consigue con la calma y con la técnica adecuada. A mi me sucede mucho que entro en las poses fácilmente pues soy bien flexible. Pero entonces me posee el espíritu maligno de la competitividad  y enseguida quiero llegar mas alto o mas bajo que nadie en  la sala. Y acto seguido me caigo por no quedarme quieta.

Tengo que enseñarme a mi misma una lección de humildad y dejar de pretender ser la mejor en todo. Y hacer la clase en modo disfrute y no en modo competencia. Hacer yoga es poner en contacto la mente con el cuerpo y cuando la mente divaga y mira pa' los lados y esta pendiente del otro y no de uno, la pose se cae. Asi de simple.

Eso es meditar.

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