Vamos a imaginar que estamos en Roma y decidimos visitar algunas fuentes mientras escuchamos esta maravilla escrita por Ottorino Respighi en 1916. Esta pieza es un poema sinfónico, que tal como pueden leer en el enlace que les adjunto, es una obra en un sólo movimiento escrita con la intención de describir algo. Se entiende que en los tiempos que vivía Respighi, la moda era el impresionismo, es decir la descripción de las sensaciones mediante las artes.
En este caso, Respighi se refiere a cuatro fuentes ubicadas en Roma, a lo largo del día, (oh maravilla, la cuaternidad).
En el primer movimiento, se refiere a la fuente de la Villa Giulia, describiendo un paisaje pastoral durante el amanecer.
En el segundo movimiento que se sucede sin interrupción después del primero, se refiere a la fuente del Tritón de Bernini durante la mañana.
En el tercer movimiento, se refiere a la famosisima Fontana di Trevi durante el mediodía. Lo cual no es de extrañar. Uno como turista siempre llega a la Fontana di Trevi a mediodía cuando la cosa esta a reventar de turistas sedientos tomandose fotos. Pero no importa, vamos a imaginar que es un mediodía apacible y que nos sentamos a comer en la fontana mientras el aguita cae plácidamente y nos salpica divertidamente.
En el cuarto y último movimiento se describe la fuente de la Villa de Médici. Esa gente famosísima que se dedicaba a financiar artistas en el renacimiento y sin los cuales el pobre da Vinci no habría llegado a nada. A la fuente de la Villa de Médici se supone que llegamos en este lunes imaginario al atardecer, después de una merecidísima siesta de vacaciones a orillas de la Fontana de Trevi sin que nadie nos moleste, y vemos al sol caer, de colores sobre la villa y la ciudad mirando San Pedro a la distancia, y de ahí nos vamos a emborracharnos con un buen vino y mejor pasta, pasta, pasta, porque mañana seguimos de vacaciones y no hace falta despertarse temprano, sino seguir vagabuendando por Italia.
Feliz lunes imaginario para todos y aqui les va Le Fontani di Rome interpretado por la Orquesta Nacional Juvenil de Canadá en el 2012.
Cuando estuve en Roma me alojé en un hotel al lado de la Fontana di Trevi.
ResponderEliminarIba cada día cuatro veces a mirarla y estarme un rato por allí.
Por la mañana, al mediodía, por la tarde, por la noche.
Es preciosa.
De Roma es la fuente que más gustó.
Besos.
Cuatro veces, como debe ser ;)
EliminarY hablando de cuatros, te parece cuatro toritos??
Un patrón curioso
ResponderEliminarsacude a esta bloguera,
que se refugia en la música
cuando tiene flojera.
Cuando la cansa el trabajo
o la secan en el metro,
el imaginar secuestrado
es un parapeto de música,
una cueva de placer.
oh troglodita de armónicas,
una musa no has de usar
para otras castrar,
y solo alcanzo a esperar
por tu próximo despertar.
impertinencias de medianoche.
ay yo tambien ansío mi despertar, pero no es flojera, es sequía. Paciencia que ya vendrá...
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