martes, 22 de mayo de 2012

la historia del instrumento huerfanito parte dos

mi vilonicito lindo

Esta vez no fué que me lo encontré tirado en la calle. Esta vez lo encontré en venta en un anticuario que a mi me gusta visitar porque tiene objetos  muebles de todas las épocas y de todos los estilos. Es como un galpón donde hay pequeñas boutiques y un área de pagar común a todos. Yo había ido a buscar una mesa, pero ya me conocen.

Entonces me conseguí con un vilolincito negrísimo de sucio, en una caja súper vieja, con todas sus partes regadas por la caja, pero con el alma intacta.

Para los que no lo sepan, el alma de un violín es una piecita de madera que se ubica un poco detrás del puente en el interior de la caja y que hace que el sonido viaje alrededor de ella uniformemente. Es como una pequeña columna que sostiene la tensión generada por las cuerdas y a la vez distribuye el sonido adentro.

Me encanta que se llame así, además.

Bueno. Después de examinar que el violín tuviese alma, y que la tuviese bien puesta, procedí a observar si había sido tocado. En un instrumento esto es muy importante, pues habla en silencio de su sonido. Un instrumento antiguo que no lleva huella de uso, no tiene muchas probabilidades de haber sonado bien en su época, pues a nadie le gusta escuchar un instrumento que suene feo. Por el contrario si un instrumento parece haber sido usado mucho, y presenta las huellas de ese uso, en silencio habla de haber sido amado y usado hasta el agotamiento del músico que lo ha poseído.

Una vez constatado que el violín había sido amado alguna vez por alguien, procedí a preguntar su origen. Ya había visto que tenía una etiqueta con el nombre del autor en alemán y que era una copia (como la mayor parte de los violines en el mundo) de un stradivarius. La señora, que se veía que sabía mucho de restaurar cuadros pero muy poco de instrumentos musicales, me dijo que en una venta de herencia. El violín había sido poseído por un abuelito de alguien y databa aparentemente de 1903, pues en lápiz, en la etiqueta interior, estaba inscrita esa fecha.

Reconozco que lo que más me gustaba del violincito en cuestión era el precio, pues solamente pedían 50$ por él, y en realidad un violín nuevo hecho en serie por los chinos, que suena horrible, cuesta como mínimo 100 dólares, por lo tanto no hay que ser un genio para ver que un violín hecho a mano en el siglo pasado ha de valer seguramente mucho más que eso y sonar mucho mejor. Restaba ver si el violín tenía un buen sonido o no. Pero como el violin no tenía cuerdas y el arco no funcionaba, no podía probarlo y tenía que confiar en mi instinto.

De todas maneras el violín y yo ya nos habíamos enamorado y no había mucho más que discutir. Mi violín actual data más o menos de la misma época y también es alemán, pero tiene una grieta inmensa que cada día crece más y me da pánico usarlo. Asi que ya casi nunca lo toco, porque siento que en cualquier momento se me va a desbaratar. Por eso, desde hace tiempo, estaba a la caza de algún violín mal puesto por ahi y ya por fin, lo había encontrado.

Por ahí también consegui la mesa que andaba buscanto pero esa es otra historia y este post ya está muy largo y todavía falta mucho por contar, asi que paciencia que de la mesa les hablo otro día.
Bueno pagué mi violín nuevo, no sin regatear, y salí muy contenta para mi casa a investigar quién era el tal Glass que había fabricado el violín. Encontré lo siguiente:

Friederich Augustus Glass nace en 1866 y muere en 1906. Proviene de una familia de luthiers en un pueblo de alemania llamado Kilngenthal en Sajonia,  muy cerca de la frontera con Checoslovaquia. La familia Glass se dedicaba a la manufactura de violines al igual que la familia Hopf, cuyos violines son tambien legendarios, pero no tanto como los Stradivarius, claro. El señor este Glass aparentemente ganó incluso una medalla en París por la buena manufactura de sus violines. Deinitivamente había encontrado una joyita.

Al día siguiente como no podía ya esperar más a escuchar el sonido de mi violincito me dedique a limpiarlo, (no saben cuanta mugre le saqué y a descubrir el lindo barniz que había debajo de esa capa de polvo y perrubia), le adapte mi mentonera, sali corriendo a comprar cuerdas y demás accesorios y volví a mi casa a armarlo. Me dio un poco de trabajo porque las clavijas que son tan viejas no calzaban del todo bien, pero me las apañe. Ya mande a pedir clavijas nuevas y mentonera nueva, todo de madera de palo de rosa, pero mientras tanto con lo que hay.

Descubrí el color de un sonido oscuro, meloso, muy en sintonía con el estilo que debía estar en boga a principios e siglo XX.  Adorable. Y aqui les dejo un ejemplo de lo que vale mi nuevo tesoro y un ejemplo de cómo suena también.

9 comentarios:

  1. Suena maravillosamente.
    Que suerte ha tenido tu violincito.

    Besos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. mi violincito lindo, suena lindo!!!

      tuvimos suerte lso dos :)

      Eliminar
  2. Me encanta que esa pieza se llme alma.

    Buscadora de chollos.


    bss

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. soy una buscadora de chollos, sin duda alguna, pero de vez en cuando tengo suerte!

      un beso gigante Claudia!

      Eliminar
  3. Guaoo, me encantó esta historia... una historia de amor a primera vista y que de seguro perdurará por muuuucho tiempo. Yo odio botar cosas y me gusta usarlas (o disfrutarlas, según sea el caso) hasta que ya están pidiendo cacao, o hasta que me obligan a darles de baja, jejeje... por eso me encanta la segunda oportunidad que le estás dando a este maravilloso instrumento. De seguro él te recompensará con creces. :)

    ¡Saludos Adriana!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. un buen violín nunca pide cacao, al contario, pide ser tocado y tocado y tocado :)

      me alegro que te haya gustado la historia, tu, creador de historias

      Eliminar
  4. Es muy lindo el artefacto de hoy. Me pregunto qué dedos y con qué amor lo han tocado. Me pregunto también, si es cierto eso de las reencarnaciones, si no serás vos (tu) misma la que te has vuelto a encontrar con tu instrumento.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Uy que miedo, a ver si se me aparece una viejita que me mira mientras toco.... Ves? ahora me voy a poner paranoicaaaaa!! jajaja un beso Fernando.

      Eliminar
  5. Acabo de entender lo de ir rapido a armarlo. Yo por aquello del submarino amarillo del hipotalamo, le quite la r y me quedo que fuiste rapido a tu casa a amarlo. Lo que me convenia muy bien y alegraria aun mas al huerfanito, pero si ya lo amabas no hacia falta volver a decirlo (se nota el error de género aqui, hay que repetir el amor, no escatime en repetirlo). Y viene entonces la historia de llevarla al hotel a amarla, y segun los españoles, a armarla, que cierra un poco el circulo, aunque con menos belleza.

    ResponderEliminar

coméntame pues!