Pues eso... que en mi caso también sería que hace treinta años ya, que sigo siendo la misma niñita cochina y masturbona de siempre, que no puede parar de cantar.
En la hora de la tarde, desde esta otra orilla, una brisa nueva, virgen quizá, me transporta tejanamente, como saltando de tejar en tejar, a tu virginia figura, embrujado. Como dicen en mi tierra, no hay santo si abuela ni cumpleaños que pase de largo. Adriana, brujita, felices cuarenta y sí, sigue siendo esa niñita placentera. Me gusta oír tu voz tras la estimulación de tus órganos o zonas erógenas con tus deditos o en compañía de mi voz escrita, recorriendo el goce sexual que deleitas a mis ojos, en tu afilada soledad, artefacto de mi locura.
Y que los años no te cambien.
ResponderEliminarFelicidades niñita.
Yo conozco un grillo que dejó de cantar a su grilla y se murió de pura pena...
ResponderEliminarDe modo que, a cantar!
Un saludo afectuoso,
Db.
Felicidades, entonces.
ResponderEliminarY no deje de disfrutar... ;)
Muchas felicidades Adriana.
ResponderEliminar:)
Besos.
!!Hola Adriana!!
ResponderEliminarFelicidades ,mon ami.
Q los hados te sigan siendo favorables,preciosa
Besitos mil
!!Preciosa canción!!
ResponderEliminarmuchos recuerdos me trae :)
eso es la edad..no crecer
ResponderEliminarFelicidades y que cumplas muchas más :D
ResponderEliminarFelicidades Adriana, me encanta Serrat.
ResponderEliminarUn abrazo
Ya decía yo que ayer fue un día muy luminoso...
ResponderEliminarMuchas felicidades Adriana!!!!
ResponderEliminarTe deseo que hayas disfrutado tu día a tope y que la alegría de la celebración te dure hasta el año 3000.
Besitos mágicos preciosa y mi cariño por siempre
Que lindos todos, los quiero!!!!
ResponderEliminarMuchas felicidades! ;)
ResponderEliminarBesos!
En la hora de la tarde, desde esta otra orilla, una brisa nueva, virgen quizá, me transporta tejanamente, como saltando de tejar en tejar, a tu virginia figura, embrujado.
ResponderEliminarComo dicen en mi tierra, no hay santo si abuela ni cumpleaños que pase de largo.
Adriana, brujita, felices cuarenta y sí, sigue siendo esa niñita placentera.
Me gusta oír tu voz tras la estimulación de tus órganos o zonas erógenas con tus deditos o en compañía de mi voz escrita, recorriendo el goce sexual que deleitas a mis ojos, en tu afilada soledad, artefacto de mi locura.