miércoles, 21 de septiembre de 2011

grumpy ladies for dummies


una hermosa jirafa sin patas
foto cortesía de mcb

Lo más difícil de escribir un texto cualquiera es, siempre, empezar. Al menos para mí es así. Yo voy redactando el texto mientras viajo por las mañanas en el autobús. Porque yo pienso escribiendo. Soy tan estúpidamente perfeccionista que no me permito tener pensamientos que no estén bien redactados. Claro que en mi mente la cosa es más fácil que frente al teclado, porque ahí no tengo que luchar con la carencia de acentos de los teclados en idiomas extranjeros (esa te la robé Jose, sorry) y no necesito presionar ALT+cientosesentayalgo cada vez que quiero poner un acento. Los acentos se ponen solos en la mente de uno.

En fin que yo además de redactar cosas aveces más a veces menos estúpidas en mis trayectos de la casa al metro, del metro a la casa, también me gusta observar a la gente. Observar a la gente es uno de los pasatiempos mas divertidos que existen, porque uno puede inventarse historias encima de cada personaje. Cierto es que los personajes de la vida real son siempre muchísimo más pintorescos y divertidos que los personajes inventados.

A mí me divierten especialmente las señoras gruñonas. Hay dos en particular que cuando se suben al autobús me alegran el día con sus mañas. Estoy segura de que cuando sea (más) mayor, yo también voy a ser una señora gruñona, pero nada más que por la diversión de amargarle la vida a la gente y reírme para adentro. Una de las señoras gruñonas que me encanta, lleva siempre un suetercito sobre los hombros, no importa cuánto calor haya. Es delgadísima y va perennemente despeinada. Ir despeinada en estos tiempos es algo inconcebible para mí. Si es que un plancha de cerámica cuesta sólo 25 dólares y se consigue en la farmacia. Señora gruñona número uno: con una plancha de pelo, usted puede estar perfectamente peinada todo el día con tan sólo dedicarle cinco minutos a su cabeza.  - Aveces pienso que me habitan más cotufas de las que soy capaz de confesar... En fin, que la señora gruñona número uno que va siempre despeinada, no soporta que la gente que está muerta de calor intentando superar el tráfico insoportable de cada día hasta el pentágono, abra las ventanas, si no funciona el aire acondicionado. Ni un poquito. Muchas veces la señora se enfrasca en divertidas discusiones acerca de no molestar a los demás y la gente termina haciéndole caso y cerrado la susodicha ventana y odiándola hasta llegar a la parada. Otras veces la señora asume poses graciosísimas luchando contra la corriente de aire que la va a enfermar quién sabe de qué o que la va a despeinar todavía más.

La señora número dos, se ve que sufre bastante más que la señora número uno. Supongo yo que debe estar atravesando esa etapa terrible de la menopausia, porque va siempre muerta de calor y va siempre apurada; nunca ha terminado de arreglarse y está constantemente enfurruñada. - Se va arrugar (más) antes de tiempo señora. esta señora también va siempre colgada de bolsos y más bolsos, y con algún libro abierto que lee como si fuese una obligación leer cuando uno va en el autobús. El detalle es que esta señora casi nunca se sienta aunque hayan asientos libres, claro que no, porque entonces así su sufrimiento no sería completo, no. Talvez tiene demasiado calor como para sentarse. La señora enfurruñada número dos, se instala lo mejor que puede, de pie, con sus múltiples bolsos rodeándola y se muere de calor mientras hace todo esto con el libro abierto en la mano. Especialmente divertido es, cuando debido a los movimientos injustísimos del autobús en movimiento, a la señora se le cae alguno de sus bolsos y se le desparrama el contenido. Ahí es cuando se nota con cuánta saña la vida se pone en contra de la señora número dos, que suspira amargadísima y recoge todo con odio. Una vez instalada, sentada o de pie, la señora número dos procede a colgarse todos los collares y zarcillos que no le dio tiempo de ponerse antes de salir corriendo a subirse al autobús que jamás la espera, y después procede a cepillarse con verdadera furia el pelo, como si sus pelos tuviesen la culpa de sus retrasos y de que el autobús se mueva tanto y de que haya tanto calor. Todo esto con el libro abierto.

También hay gente linda y gente insignificante en el autobús. Pero esos definitivamente, no me divierten tanto.

11 comentarios:

  1. La numero dos es mi suegra, seguro que alguna vez ha coincidido contigo, y por lo que veo, eres la que mejor te lo pasas del autobús.
    Muy bueno Adriana, saludos.

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  2. Anda que si yo tengo calor la señora gruñona iba a conseguir que yo cerrara la ventana...
    Ni en mil vidas que viviera lo conseguiría.
    Antes la tiro por la ventana.

    Besos.

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  3. Viajar con usted debe ser mucho mejor que ir al cine, la película tiene su intriga, los personajes prometen y desde luego cotufas no van a faltar... :P

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  4. Una de esas señoras también va en mi línea de autobús y se empeña en decirme siempre lo relimpia que tiene su casa.


    No puedo maaas!

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  5. Nooo!!!¡¡¡Qué bueno!!!jajajajaja..Ayer precisamente estaba pensando en todo lo que se pierde la gente que no sube al transporte público, porque el coche (carro) les parece más comodo. El metro y los autobuses son maravillosos justamente por estas cosas que cuentas.

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  6. jejejeje y vaya que son pintorescos los dos modelos de señora, y en efecto, hay personalidades curiosas de los que abordan el microbus, lo que ahora me pregunto ¿cómo nos verán los demás? porque es probable que tengamos algun tipo de rito o manía que no nos percatamos, y que quizá, espero que quizá, le parezca curioso a más de uno ¿no crees? jejejeje :D

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  7. Que divertido es observar...y dandole una vuelta de tuerca...me gustaría saber que historias inventan de mi cuando alguien me observa en el bus o el tren...¿No te gustaría saberlo???....A mi ahora me da por escribir poemas de lo que veo en el tren cuando viajo...Cosas de los "incuerdos" como nosotros...un besazo,Adriana

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  8. Gracias por este buen rato. Ah y estoy de acuerdo con Toro, pero lo malo es que no tendría fuerzas para levantarla en alto, con lo flojucha que soy. Beso.

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  9. Me rei mucho con tu recomendacion de ir a la farmacia a comprar la plancha.

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  10. Adriana me hiciste acordar de mi época de estudiante con tu post. Yo también me divertía un montón inventándole historias a la gente que veía en el bus, que tiempos aquéllos en los que éramos felices e indocumentadas...

    Buenísimo tu relato, me ha encantado!!!! Me quedo con la señora menopáusica ¿será que me identifico con ella? jajajaja

    Besitos mágicos preciosa y que tengas un feliz fin de semana

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  11. Jajajaja ha de ser muy divertido ver a esas señoras, vaya que te dan para escribir jeje.


    Un saludo.

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