hermoso amanecer de un viernes, en la soleada virginia
photo by me con mi blackberry
Lo cual no quiere decir que me gusten los lunes, ojo.
Pero sigamos hablando subjetivamente de los viernes y de sus nostalgias. La falsa ilusión de un fin de semana feliz, cuando en realidad el fin de semana estará lleno de proyectos que se quedarán en proyectos, de salidas que no podrán ser por culpa de algo, o de la simple y plana soledad que se enganchará de los pulmones y de la sangre, y que lo aplastará a uno contra la cama y le pegará los ojos al televisor para ver alguna película repetida. Porque levantarse y salir al cine a ver una nueva, nos dará demasiada pereza.
O al contrario, el fin de semana nos encontrará cansados y llenos de compromisos, cena con los amigos el viernes en la noche, paseo con nueve niñitos gritones mas sus padres gritando aún más para controlarlos, todo el sabado, (mientras intentan engañarse y tomarse unas cervezas para pensar que ellos también la están pasando bien), millones de cosas que lavar y planchar y limpiar y cocinar el domingo, y todo lo que hace falta comprar porque la nevera está vacía y no hay nada para comer el resto de la semana y después uno no tiene tiempo. Más la promesa de ser mejores a partir del lunes. O de hacer ejercicio. O comer mejor. O comer menos.
Imposible meter todo eso en dos días.
Esas promesas ridículas que levantan de nuevo la ilusión de vivir, pero que las pierde uno todas el domingo por la tarde, cuando ya es evidente que se acabó el fin de semana y que la odiada rutina del lunes se aproxima inexorablemente, y que uno sigue siendo exactamente igual que antes, sólo que más viejo y más cansado y que todas las cosas que se dijo a si mismo que iba a hacer, no las hizo porque no pudo o porque eran sencillamente, una ilusión boba...
No me gustan los viernes.
Al menos lo tienes claro.
ResponderEliminarSí, tienes un poco de razón, tanto desear que llegue el viernes y luego no es para tanto lo que pasa el fin de semana.
ResponderEliminarLo que desde luego no hay que hacer es salir por compromiso, las obligaciones ya las tenemos durante la semana, además los niños ajenos son insufribles.
Peeeero, de vez en cuando, un sábado nos sorprende.
Besos (hoy sin musica ni ná)
Todo lo que has dicho es verdad.
ResponderEliminarAsí de duro.
Así de triste.
Así de horroroso.
Besos.
El fin de semana no existe, los días tampoco...nos movemos en un tiempo que solo conoce un destino...
ResponderEliminarBueno Adriana, en efecto hay mucho de compromisos con amigos y familiares y cosas qué hacer en la casa, pero todo es cuestión de cómo se organice uno, porque igual son días de posibilidades, sólo es cuestión de verlo con optimismo y aventurarse a no permitir que la rutina le domine a uno :)
ResponderEliminarNo me gustan los domingos, siempre me han parecido aburridos y sosos, los viernes me gustan un poco menos.
ResponderEliminarPero siempre hay domingos buenos aunque casi nunca.
Besos.
Adriana creo que los viernes si los analizamos tan crudamente como lo acabas de hacer no cabe duda, son más tristes que un velorio.
ResponderEliminarPero como la mayoría de la gente se queda en que ese día se va de rumba pues lo asocia a que es el día más feliz de la semana.
Para mí antes cuando estaba en mi país era el mejor día de la semana, ahora es un día más, a veces incluso ni me doy cuenta que es viernes, es un día soso como otro cualquiera.
Besitos mágicos preciosa y confío en que tu fin de semana haya sido leve y tengas un buen comienzo de otra
podría decirse que los viernes son para dormir, nada más que dormir..
ResponderEliminar♥
No se equivocó el poeta, los viernes son un limbo. Por eso me voy a jugar badminton.
ResponderEliminarDylan