martes, 20 de octubre de 2015

motivación

menguada, como la luna


Hoy estoy desmotivada, como siempre, vamos.  Y me puse a pensar que la motivación pareciera ser la fuente de la cual se alimenta la disciplina de hacer las cosas.

Yo creo que mi fuente se secó hace años porque la agoté en mi infancia tratando desesperadamente de sentirme normal en un hogar absolutamente disfuncional.

No es mi culpa sin embargo, y hoy comprendo después de muuucha terapia, que en su momento no tenía opciones y que el desgaste de sentirme culpable sin razón es real. Tan real como una fractura en el alma.

La depresión es una fractura en la motivación.

La gente va por ahi diciendo que la fuerza viene del alma, que la mente es mas fuerte que el cuerpo, que uno puede hacer cualquier cosa si se lo propone de verdad.

La gente va por ahí creyendo que ser humano es algo superior y cuasidivino. Que nacemos puros y buenos y que somos capaces de cualquier cosa.

Y no dudo que muchos pueden, y son así, pero hay otros que simplemente no podemos porque nos quitaron las piernas de las ganas cuando apenas aprendíamos a caminar.

Estoy desmotivada, y sé que no es mi culpa, y que no tengo que buscar la motivación en ningún lugar inalcanzable de mi alma, que ya es algo.

Sólo tengo que ser compasiva conmigo misma, y descansar un poco.

14 comentarios:

  1. Hemos de protegernos del otoño, Adriana.
    De sus días grises, de la lluvia y de las ausencias que crecen por todas partes.
    El otoño trae tristeza, desmotivación y una pena inmensa.
    Pero la superaremos.
    Como otros años.
    Y te nacerán sonrisas.
    Ya lo verás.

    Besos muy motivados si son para ti.

    ResponderEliminar
  2. Para seguir adelante, hay que olvidar el pasado. Solo de esta manera uno avanza.

    Besos

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Igual que el soldado que ha perdido una pierna olvida que no la tiene eh?

      si, bueno...

      Eliminar
  3. Aunque cueste mucho reconocerlo –porque generalmente ese proceso permanece oculto en el inconsciente– los que tuvimos la mala suerte de crecer en el seno de una familia disfuncional, sentimos un odio muy profundo hacia nosotros mismos. Nuestros padres no nos enseñaron como querernos, como amarnos, como cuidarnos. Pero sí hubo tiempo de sobra para aprender todo acerca del odio y del daño, y eso es lo que sabemos hacer –y hacemos–: odiarnos y dañarnos.
    La desmotivación, la depresión, el sentir siempre que no se puede, son consecuencias del odio destructivo que sentimos hacia nosotros mismos, son las herramientas que utilizamos para dañarnos. Es como si fuéramos por la vida llevando a cuestas la necesidad incontrolable de despedazarnos, de matarnos lentamente y cruelmente.
    Muchos padres lo dicen directamente: “sería mejor si no hubieras nacido”. Pero no siempre es necesario que lo expresen con palabras, tan sólo unas pocas miradas de desprecio por parte de los padres, hacen que el niño comprenda que hubiera sido mejor no haber nacido. Y entonces el niño, comienza a odiarse a sí mismo, por el sólo hecho de estar vivo... Luego ese sentimiento de odio, esa incomodidad acerca de estar vivos, nos acompaña durante toda la vida.
    La buena noticia es que podemos aprender aquello que nuestros padres no nos supieron enseñar, podemos aprender a querernos, a amarnos, a cuidarnos. (Los seres humanos nacimos con la capacidad de aprender cosas nuevas, incluso hasta en el último segundo de nuestras vidas)
    La mala noticia es que la cicatriz no te la quitarás NUNCA, permanecerá en su lugar, por el resto de tu vida. De acuerdo a lo disfuncional que haya sido tu hogar, la cicatriz puede ser pequeña o puede ser muy grande, pero siempre estará allí.
    El soldado no “olvida” que ha perdido una pierna, acepta su “cicatriz” como parte de su experiencia de vida, APRENDE a usar una silla de ruedas y sigue adelante. También el soldado puede elegir odiarse a sí mismo por haber perdido una pierna, no aceptar nunca su cicatriz, desmotivarse, deprimirse, dañarse a sí mismo y suicidarse. Da lo mismo si has crecido en un hogar disfuncional: puedes APRENDER aquello que tus padres no te han enseñado, o puedes pasarte la vida odiándote.
    No es fácil, claro. Pero no hay demasiadas opciones. O aceptas que la cicatriz estará allí para siempre y sigues adelante, o no aceptas la cicatriz y dejas que el odio que sientes termine acabando con tu vida…
    Menos odio y más amor, esa sería la clave. Yo estoy tratando. Hay que ver si te atreves...

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Antes que nada mil Gracias Dan, por tu repuesta tan hermosa y tan certera. Eso es exactamente lo que he estado haciendo y sigo trabajando en ello. Pero como dices, la cicatriz siempre estará alli, y hay días que sangra. Cuestión de seguir sanado no?

      Un beso enorme y de nuevo mil gracias por leerme, comentarme, y sobre todo sigue tu también tratando.

      LOVE

      Eliminar
    2. No hay nada que agradecer… Al contrario, el agradecido soy yo, porque tu entrada me dio la oportunidad de escribir sobre esas cosas. Y eso me hace bien…
      Las cicatrices no sangran... Lo que tienes es una herida, la herida sí sangra, y mucho. Y sangra más aún, si te dedicas a meter los dedos en ella. Pero así somos, ¿no?... Nos odiamos, necesitamos hacernos daño, queremos ver sangre y no podemos resistir la tentación de hurgar en la herida.
      No es fácil, pero hay que tratar de dejar la herida en paz… Si dejamos de tocarla, si dejamos de hurgar en ella, inevitablemente sanará. Con el paso del tiempo se convertirá en cicatriz y nunca más sangrará… (Bueno, no es que pretenda enseñarte algo, es sólo mi experiencia. Yo aún sigo intentando dejar de hurgar en mi herida. Hay que tener paciencia, es un proceso que puede durar muchos años).
      Tal vez te guste leer esto:

      http://mis-paraisos-artificiales.blogspot.com.ar/2012/05/la-lucha-contra-el-miedo.html

      Aprendí mucho de esa mujer, ella también creció en un hogar disfuncional.
      Love! Love!

      Eliminar
    3. Vale :)...
      Quisiera tener la ternura de "TORO SALVAJE", pero nunca me sale. Jajaja!

      Eliminar
  4. No se apure, la desmotivación puele ser un buen barbecho para épocas más fructíferas.

    ResponderEliminar
  5. No existe tal como como la depresión, es sólo un invento del siglo XX para etiquetar el problema del aburrimiento. Pero necesitamos el aburrimiento para poder continuar siendo creativos, alguien que no se aburre no puede continuar creando sin pausa.
    Y la motivación va y viene, lo que importa es estar atento a su regreso para no dejarla pasar...

    Suerte

    J.

    ResponderEliminar
  6. ánimos. muy buen texto. saludos. lucas.

    ResponderEliminar

coméntame pues!