jueves, 8 de marzo de 2012

el placer de contar

Hoy desde que me levanté he estado metida en este patrón repetitivo que le sucede a tanta gente de tener pegada en la memoria un trozo de música que no para de dar vueltas. Gracias a di@x yo soy una niña culta y lo que tengo pegado no es un reguetón o algo así si no una maravillosa fuga de estilo barroco.

Cuando yo era pequeña y tocaba en la orquesta, mi primer contacto con la música coral fue el Gloria de Vivaldi. Gracioso que fue tocando violín y no cantando, pero todavía recuerdo lo rico que fue sentir esa masa vocal a mis espaldas haciendo música con sus gargantas y sus cuerpos. Tampoco sabía que algún día iba a tener el placer sensorial de cantarlo yo misma. Pero esa es otra historia.

De hecho esto no es una historia, es una de esas reflexiones fastidiosísimas que a mi me da por hacer cuando amanezco en modo de arroz salvaje. Y es que pensando sin darme cuenta por qué le daba tantas vueltas a ese pedacito de música, me cayó la manzana de Newton en la cabeza y vi que era porque está construida a base de patrones repetitivos que se intercambian ligeramente. Fractales, claro, como siempre. Pero no se trataba de eso la manzana, se trataba de que es un patrón metido dentro de otro patrón que forma parte de un patrón más grande. Y en eso radica su belleza. En la simpleza con la que hace parte de la pulsación interna, como si fuese el corazón mismo latiendo, dividido en tres latidos que se dividen en cuatro, parapapa, parapapa, parapapa y que a la vez son uno, porque cada compás es una unidad en sí misma. Esa dulzura de encontrar matemática metida en todas partes, ah que placer.

Recuerdo la cara de mi sicóloga cuando hace algunas semanas me preguntaba qué hacía yo en los recreos cuando estaba en el kinder y yo le respondí toda inocente:
 - yo contaba.
(ojos pelados) - contabas? como?
- asi: uno, dos, tres, cuatro, y asi... hasta que perdía la cuenta y volvía a empezar.
- y eso era una defensa contra el estrés de sentirte abandonda?
- uy no sé, yo creo que era el simple placer de contar. De hacer estructuras con la nada y el silencio.

Talvez soy músico por eso. Un músico se pasa el día contando en patrones, no deja nunca de contar. Peor aún, cuenta rítmicamente, infinitamente y se mete en el juego también infinito de las variaciones de esos patrones. Aveces tiene suerte y encuentra una variación que es como el recuerdo de algo primordial y entonces el resto de la gente cuando lo escucha, también recuerda y repite con él o ella ese patrón.

Hoy encontré este sitio web que sirve para componer basado en patrones numéricos. No sé si incluye el patrón rítmico en sus algoritmos porque no me he puesto a jugar con él aún. Y veremos qué sale cuando tenga tiempo de jugar. Mientras, los dejo con un ejemplo fabuloso de lo que es hacer una fuga que se quede grabada en el colectivo para siempre. Escúchenlo completo, que hacerlo es un premio en sí mismo.


13 comentarios:

  1. Estoy escuchándolo y creo intuir lo que dices.
    Pero siempre será una intuición jamás lo acabaré de comprender en todo su esplendor.

    Besos.

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  2. Hacer estructuras con la nada y el silencio.

    Magnífico. Tal vez también por eso soy poeta. La estructura nos proteje, como el tejido, el techo o el texto (palabras que, por cierto, etimológicamente tienen la misma raíz).

    Un saludo, y feliz 8 de marzo.

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    1. si, mi querido poeta, la estructura nos protege del marasmo y del vacio verdad?

      besos

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  3. Como es que no te consegui, en kinder, tu contando y yo vagando por alli con las manos metidas en el delantal ese que usabamos?

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    1. seguro que nos vimos pero no nos prestamos atencion!!! :)

      y la maña de meternos en el hueco ese de las jardineras en primaria? esta tampoco se quedaba atrás, te acuerdas?

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    2. además, menos mal, mira que tu mordías a las niñitas, yo me acuerdo!

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  4. Queee??? Calumnias!! Yo fui mordida por un tal Pepe, en maternal, no lo olvido. Lo de meternos en las jardineras si lo recuerdo tal cual. Todo el recreo ahi metida :(

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    1. aaaaah entonces fuiste la victima y no la victimaria... no lo recordaba bien!! :P

      Bichas raras que eramos... por eso nos queremos tanto!!!

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  5. Adriana con tu entrada me hiciste recordar a mi ex que es músico y violinista también. Tienes razón, es fabuloso, aunque mi preferido es Carmina Burana.
    Disculpa mi ignorancia sobre la materia pero cuando hablas de la pulsación interna y el encontrar matemática metida en todas partes haces referencia a la sucesión de Fibonacci???

    Besitos mágicos ángel y feliz fin de semana

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    1. no necesariamente mi querida Annie. Sucesiones las hay, infinitas, la de fibonacci es solo una famosita entre tantas. Lo divertido es encontrar las que nos hecen reconocernos a nosotros mismos, como mirarnos en el espejo de nuestro ADN.

      Feliz finde!

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  6. Prueba con el Ave Maria de Schubert! ;)

    Besos

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    1. aaaay no sabes las veces que he cantado ya el avemaría.Cuanto matrimonio existe. Ya ese disco esta rayado en mi cabeza :)

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