lunes, 26 de marzo de 2018

Abreu

así lo recuerdo, en mi infancia en blanco y negro.


El pasado sábado 24 de Marzo murió un hombre que debió ser proclamado santo en vida. Se trata de Jose Antonio Abreu. Fundador del Sistema de orquestas infantiles y juveniles de Venezuela.

Tuve el privilegio de conocerlo en 1982 cuando siendo aún una niñita de 11, audicioné junto a 10 de mis compañeros de violín delante de él, nerviosísima por querer pertenecer a la orquesta juvenil de Caracas. Después la mas o menos desastrosa audición, el Maestro, como nos gusta llamarlo a todos los que tuvimos la dicha de conocerlo, nos dijo que todos lo habíamos hecho muy bien y que estaba muy feliz de darnos la bienvenida a la orquesta.

Ahí comenzó una de las experiencias mas inolvidables de mi vida cuando empezamos a ensayar con el, TODOS los días de 8 a 10 de la noche en la sala de un teatro que estaba aún en proceso de construcción. La primera obra que tuve el privilegio de aprender con el fue la Suite número 4 de J.S. Bach. Y nunca olvidaré su sonrisa dulce cuando paraba el ensayo y nos decía; muy bien muchachos, pero esto parece una selva de arcos. Vamos a unificar las arcadas para que esto suene como debe ser. Y nos hacía repetir cada pasaje hasta que finalmente sonábamos como una orquesta mas o menos profesional. Los mayores tenían 15 o 16 años y a mi me parecían unos hombres maduros ya. Y la experiencia de esforzarme para ser como ellos me hizo aprender que aunque uno se sienta perdido "en una selva de arcos", si practicas todos los días con disciplina e imitas a los que saben mas, al final logras lo que sea que te propongas.

Hoy escribo un obituario triste y agradecido a un hombre que fue capaz a través de la dulzura, el estudio y la música, de atravesar tiempos y almas. No pude despedirme de él pero no importa. Lo quiero igual. Abreu es un hombre que estoy segura será recordado e imitado por muchos años mas despues de su muerte. Todo lo que hizo trasciende el tiempo y la presencia.

Es una vela encendida en un país que lo perdió todo, menos las ganas de segir tocando y cantando.

Eso nos salvará, seguramente.

Da Capo Maestro, por siempre.

lunes, 19 de marzo de 2018

la historia de la sillita huerfanita

Erase una vez una sillita que vivía feliz en una hermosa casa colonial de virginia, cuando en una triste navidad, un señor muy gordo se sentó sin gracia sobre ella y puf! le rompió su asientito de caña tejido laboriosamente quién sabe por quién.

La dueña de la sillita dijo:
-oooh se ha roto la silla, hay que botarla, cuesta más dinero repararla que comprar una nueva y ya iba siendo hora de renovar el salón.
Entonces llamó a su mayordomo y le dijo:
-Jaime, saca esa pobre silla rota a la calle a ver si alguien la recoge o se la lleva la basura.

Y sucedió que la dueña y autora de este blog iba conduciendo por esa calle muy temprano en la mañana y vió a la pobre sillita rota llorando sola en la calle y se dijo:

-oooooh qué hace esa pobre silla hermosa toda tirada en la calle? Hay que salvarla de las garras del camión de la basura....

Y entonces ni tonta ni perezosa se bajó del carro, recogió su silla y se fue a su casa a repararla. 

Y he aquí el resultado.




La sillita vive ahora feliz en una casa donde sabe que nunca má la van a botar, aunque se rompa.



miércoles, 14 de marzo de 2018

quisiera volver
y tener ilusiones
y pensar que las cosas valen la pena

y tener planes
y tener fe en el futuro

pero solo tengo
pesadillas de zombis

y gritos

pesadillas de tierra
y agua sucia