Vamos a imaginar que es un lunes feliz. Que estams de vacaciones en Roma, y que decidimos visitar algunas fuentes. Vamos a imaginar que es un día perfecto. Ni muy cálido ni muy frío. Que el sol y los pajaritos nos saludan y el agua de las fuentes nos refresca y no nos cansamos como los turistas que sí se cansan ni nos encontramos con docemil japonesitos tomando fotos. Vamos a imaginar que nadie huele mal, que todos son amables. Que la pizza está buenísima y que el vino está aún mejor. Que no hay problemas ni odios y que el mundo vive en paz.
Vamos a imaginar que estamos en Roma y decidimos visitar algunas fuentes mientras escuchamos esta maravilla escrita por
Ottorino Respighi en 1916. Esta pieza es un
poema sinfónico, que tal como pueden leer en el enlace que les adjunto, es una obra en un sólo movimiento escrita con la intención de describir algo. Se entiende que en los tiempos que vivía Respighi, la moda era el impresionismo, es decir la descripción de las sensaciones mediante las artes.
En este caso, Respighi se refiere a cuatro fuentes ubicadas en Roma, a lo largo del día, (oh maravilla, la cuaternidad).
En el primer movimiento, se refiere a la fuente de la Villa Giulia, describiendo un paisaje pastoral durante el amanecer.
En el segundo movimiento que se sucede sin interrupción después del primero, se refiere a la fuente del Tritón de Bernini durante la mañana.
En el tercer movimiento, se refiere a la famosisima Fontana di Trevi durante el mediodía. Lo cual no es de extrañar. Uno como turista siempre llega a la Fontana di Trevi a mediodía cuando la cosa esta a reventar de turistas sedientos tomandose fotos. Pero no importa, vamos a imaginar que es un mediodía apacible y que nos sentamos a comer en la fontana mientras el aguita cae plácidamente y nos salpica divertidamente.
En el cuarto y último movimiento se describe la fuente de la Villa de Médici. Esa gente famosísima que se dedicaba a financiar artistas en el renacimiento y sin los cuales el pobre da Vinci no habría llegado a nada. A la fuente de la Villa de Médici se supone que llegamos en este lunes imaginario al atardecer, después de una merecidísima siesta de vacaciones a orillas de la Fontana de Trevi sin que nadie nos moleste, y vemos al sol caer, de colores sobre la villa y la ciudad mirando San Pedro a la distancia, y de ahí nos vamos a emborracharnos con un buen vino y mejor pasta, pasta, pasta, porque mañana seguimos de vacaciones y no hace falta despertarse temprano, sino seguir vagabuendando por Italia.
Feliz lunes imaginario para todos y aqui les va Le Fontani di Rome interpretado por la Orquesta Nacional Juvenil de Canadá en el 2012.